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El perfeccionamiento humano, conocido en inglés
como Human Enhancement (HE), se describe como la alteración natural, artificial
o tecnológica del cuerpo humano para mejorar capacidades físicas o mentales,
aplicando la convergencia acelerada, la nanotecnología, la biotecnología, la
tecnología de la información y la ciencia cognitiva.
Cada día la tecnología avanza y nos deja ver que
para ella no existen límites, podemos escoger cualquier tema y al investigar un
poco más, quedamos maravillados al ver que con el paso de los años se descubren
cosas que pensábamos iban a suceder dentro de varias décadas más, pero que hoy
están aquí.
La expresión “mejoramiento humano” concentra en
esencia, el objetivo de modificar el genoma humano en direcciones desconocidas.
Cualquier combinación sería en este caso posible, de forma que los únicos
límites provendrían tanto de la tecnología como de nuestra capacidad
imaginativa. El núcleo del debate es hasta qué punto resulta legítimo alterar aspectos
referidos, no a la salud, sino a cuestiones estructurales de nuestra especie
como el sistema intelectivo, cognitivo o volitivo.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Inteligencia
Global Trends informe’s 2030, el aumento humano podría permitir que las
personas civiles y militares trabajen con mayor eficacia y en ambientes que
antes eran inaccesibles.
Se dice que los
futuros implantes de retina podrían permitir la visión nocturna y neuro-mejoras
que podrían proporcionar recuperación de la memoria o la velocidad de
pensamiento, además que neuro-farmacéuticos permitirán a las personas mantener
la concentración durante periodos de tiempo más largos o mejorar sus
capacidades de aprendizaje.
El aspecto más controvertido del perfeccionamiento
funcional humano, atañe a los implantes cerebrales; estos dispositivos de
reciente creación son capaces de crear una interfaz entre los tejidos nerviosos
y unas sondas para sustituir a los órganos dañados.
Estos avances poseen especial trascendencia para
aquellas personas que podrían beneficiarse de un tratamiento médico para curar
enfermedades degenerativas, como el Párkinson o recuperar la vista, pero ¿qué
ocurre con las intervenciones que podrían considerarse electivas, como las
encaminadas a mejorar la conducta?
En la Unión Europea, distintos colectivos e
iniciativas han hecho un llamamiento para que se estudien más a fondo las
implicaciones éticas de este tipo de implantes, en vista de la indefinición de
los límites entre los usos terapéuticos y no terapéuticos.
¿Qué impacto tendrá en la sociedad?
La educación y el ejercicio pueden mejorar nuestras
habilidades, también la tecnología: en forma de implantes, fármacos, mejora
genética o máquinas. Esto viene con desafíos éticos, legales y sociales. Como
sociedad, necesitamos discutir las cuestiones éticas de qué es normal, qué es
natural, qué es moral y qué se puede permitir.
En el mundo del deporte es una cuestión que levanta
polémica desde hace tiempo, desde cómo afecta el uso de ciertos trajes de baño
a la velocidad de los nadadores, a la ventaja que le podrían dar a un atleta
sus piernas ortopédicas, pasando por la posible utilización de terapias
genéticas por algunos deportistas en los Juegos Olímpicos para mejorar su
rendimiento.
En el ámbito militar los ejércitos aprovechan la
tecnología para dotar a sus soldados de visores de realidad aumentada y
chalecos antibalas más eficaces, pero también experimentan con soluciones de
estimulación transcraneal por corriente continua (tDCS) para aumentar su
capacidad de identificar amenazas, con la posibilidad de conectar sus cerebros
directamente a sistemas de armamento, o con fármacos que reducen la fatiga en
situaciones de combate.
Y en el campo académico preocupa la popularidad que
tienen entre los estudiantes ciertos medicamentos para potenciar la
concentración o la memoria, y que pueden conseguirse fácilmente en Internet a
pesar de que no estén a la venta en farmacias por la falta de evidencia de que
no tengan efectos secundarios perjudiciales a largo plazo. Tanto es así que hay
quien plantea la posibilidad de llevar a cabo controles antidopaje en los
exámenes.
¿Dónde trazamos la línea divisoria entre salud y
enfermedad? La cirugía estética para alguien que sufre una leve angustia social
se considera electiva y, por lo tanto, una mejora. El mismo procedimiento para
la víctima de un accidente se considera un tratamiento.
Mejorar a los seres humanos desafía valores como la
autonomía, la autenticidad, la dignidad, la justicia, la equidad y nuestra
comprensión de la naturaleza humana. Un dispositivo diseñado para mejorar las
habilidades de comunicación de los discapacitados podría convertirse en un
nuevo dispositivo altamente rentable para todos.
Podemos imaginar, además, cómo la aplicación de
algunas de esas soluciones al mundo laboral permitiría a muchas personas
superar limitaciones físicas o cognitivas que les marginan del mercado de
empleo, o cómo podrían ayudar a mantener la productividad de una fuerza de
trabajo envejecida.
Por tanto, el perfeccionamiento humano designa
cualquier intento permanente o transitorio de superar las limitaciones del
cuerpo humano tanto por medios naturales como artificiales. El término a veces
se utiliza para referirse al uso de tecnologías para seleccionar o modificar
aptitudes y características humanas que no están fuera del rango de las posibilidades
humanas existentes.
Vivimos en una era donde la realidad, a menudo,
supera la ficción, también en este campo.
Javier López Casarín. (2021). Human Enhancement
(HE), la tecnología en el perfeccionamiento humano. 31/03/2021, de El
Economista Sitio web:
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Human-Enhancement-HE-la-tecnologia-en-el-perfeccionamiento-humano-20210331-0023.html
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