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El
uso intensivo y excesivo de la tecnología en el entorno laboral ha incrementado
la sintomatología ansiosa en la población activa en los últimos 12 meses, de
acuerdo con el estudio realizado por Affor, consultora especializada en
bienestar psicosocial, y la Central Sindical Independiente y de Funcionarios
(CSIF) en Asturias. Los mayores incrementos se presentan en el sector de la
educación/enseñanza, que arroja índices elevados en casi todos los indicadores
analizados de tecnoestrés (tecnosobrecarga, tecnointrusión y tecnocomplejidad).
Si
en mayo de 2020, el estudio de Affor reflejaba que el 67,58% de los
trabajadores requería una valoración detallada desde el área de salud
ocupacional por posible ansiedad o depresión -según el baremo de Goldberg-, un
año más tarde el panorama general no solo no ha mejorado, sino que ha
empeorado. En mayo de 2021, es el 72% de la población activa el que muestra
esta sintomatología ansiosa con dos sectores especialmente afectados: enseñanza
-que ha pasado del 71,3% al 87,7%- y sanidad -del 41,4% al 46,9%-.
La
sintomatología que más nos detallan los trabajadores se resume en: problemas de
sueño, tensión y agobio, sensación de estar poco feliz o incluso deprimido,
menos concentración y la incapacidad de solucionarlo. Carmen Rodríguez,
directora del área de Intervención Psicológica de Affor.
“Vemos,
además, que la llegada del teletrabajo ha venido a incrementar la sensación de
sobrecarga y complejidad de su desarrollo profesional, la sensación de hacer
más horas de las que mi puesto de trabajo lleva asociadas, tener más carga e,
incluso, que ha aumentado la complejidad por la llegada de nuevas plataformas.
Ha aumentado, además, la sensación de malestar porque hemos pasado menos tiempo
con nuestras familias. No hemos tenido la capacidad de hacer una correcta
desconexión digital y tenemos sensación de invasión por la llegada de estas
tecnologías”, añade la experta.
1. Tecnosobrecarga: el
exceso de información que tiene un sujeto y que puede llevar a la toma de
decisiones deficiente, dificultad para memorizar, recordar y la capacidad de la
atención reducida. Se relaciona con la “fatiga informativa” (Internet, correo
electrónico, teléfonos inteligentes, tablets, redes sociales). Sobre este
aspecto se analizaron cinco indicadores diferentes y llaman la atención los
resultados en el sector de la educación: en los cinco se muestran cifras por
encima de la media, las más altas en aspectos como: “Estoy obligado a cambiar
mis hábitos de trabajo para adaptarme a las nuevas tecnologías” (84%) o “Tengo
una mayor carga de trabajo por el aumento de la complejidad en las tecnologías”
(85%). Si de media, en la población general se detecta un 54% de síntomas de
tecnosobrecarga, en el ámbito de la educación la cifra es del 71,4%.
2. Tecnointrusión: se
relaciona con el uso de redes, tecnologías y/o dispositivos móviles, los cuales
tienen la capacidad de conectividad continua, expandiendo sus horas de trabajo
normales y sacrificando su vida personal al verse invadidos por las TIC. El
aspecto con mayor puntuación ha sido “Siento que mi vida personal está siendo
invadida por estas tecnologías”. Un 59% de los trabajadores lo percibe así,
pero en el caso de los educadores la cifra aumenta al 77%. De media, la
tecnointrusión afecta al 52% de la población activa y al 73% de los
profesionales de la enseñanza.
3. Tecnocomplejidad: hace
referencia a las capacidades técnicas y terminología asociada a las TIC,
sienten que no son lo suficientemente hábiles con las tecnologías. La
innovación tecnológica implica novedad y demanda esfuerzo extra comprenderla y
por tanto hace que el trabajo sea más complejo. En general, no ha supuesto
grandes problemas para los trabajadores españoles, aunque sí ha habido en el
caso del sector de la enseñanza, falta de tiempo para mejorar las habilidades
tecnológicas (64%) o necesidad de entender y utilizar nuevas tecnologías (55%).
4. Tecnoinseguridad: se
relaciona con el temor de perder el trabajo por alguien, incorpora la sensación
de inseguridad que enfrentan las personas cuando sienten que otros pueden saber
más sobre las nuevas tecnologías que ellos, generando una sensación de
inseguridad laboral. Es un área en el que prácticamente ningún indicador
alcanza el 25%. La preocupación del 29% de los trabajadores es que la seguridad
laboral está continuamente amenazada por las nuevas tecnologías y, en el caso
de la educación, la cifra aumenta al 34%.
5. Tecnoincertidumbre: se
refiere a los constantes cambios y actualizaciones de software y hardware de
los dispositivos tecnológicos, que pueden generar estrés en los empleados. Al
53% de los trabajadores y al 65% de los profesionales de la enseñanza les
inquieta el hecho de que “Siempre hay nuevos desarrollos en las tecnologías que
utilizamos en nuestra organización”. Por lo demás, esta área no es la que
mayores índices presenta con una media del 34,5% entre los trabajadores en
general y del 38,75% en educación.
Redacción.
(2021). INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍAORHSALUD LABORAL El uso intensivo de la
tecnología en el ámbito laboral incrementa el estrés de los trabajadores. 02/06/2021,
de observatoriorh Sitio web:
https://www.observatoriorh.com/orh-posts/uso-intensivo-tecnologia-ambito-laboral-incrementa-estres-trabajadores.html
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